sábado, 24 de abril de 2010

No me rompas con la inflación


Cada vez que los trabajadores pedimos aumento salarial, las patronales –sean privadas o estatales- afirman que “si suben los salarios habrá inflación”. Pero esta afirmación no tiene relación con la realidad. Sergio Arelovich es contador, economista y profesor de Economia Politica en la Universidad Nacional de Rosario. Además asesora a la Federación de Trabajadores Aceiteros que hace días consiguieron elevar el salario mínimo y vital a $4000. La inflación significa un aumento constante de los precios de mercado –no algunos, sino todos a la vez- en un lapso determinado. ¿Puede provocarla un aumento de salarios?

"Cuando se habla de que un aumento de salario provocaría presión inflacionaria, es un disparate porque: la plata ya existe, ese dinero ya está en circulación. Está en poder del empresario. Si el empresario reduce una parte de su dinero para traducirla a salario, lo único que sucede en la economía en su conjunto es que la plata cambia de bolsillo. ¿Por qué en los bolsillos del empresarios no causa inflación para los bienes que el consume o compra y en los bolsillos del trabajador si lo provocaría?", interroga Arelovich.

Claro que cuando hablamos de subir los salarios, abordamos una cuestión compleja, que excede lo sectorial. “Los salarios preceden al proceso de producción y comercialización de servicios. Es muy sencillo: nadie cobra por adelantado. Por ende, antes de cobrar su salario, el trabajador ha creado un nuevo valor, que en parte le vuelve bajo la forma de salario y la otra parte es la ganancia que se queda el empresario. Y esto hay que tenerlo en consideración: hay una nueva riqueza generada por el trabajo que desempeña el trabajador que en principio se divide en dos magnitudes. Una es la ganancia y otra es el salario. Por lo tanto no hay aumento de salario posible que no sea a expensas de la ganancia y no hay aumento de la ganancia que no sea a expensas del salario. Se trata de cómo se reparte la riqueza”, definió el economista. Tal vez ese es el eje de la creación de excusas que no tiene sustento en el funcionamiento real de la economía